viernes, 18 de febrero de 2022

LA MUERTE EN VENECIA

Thomas Mann

Traducida por Juan del Solar

EL PAÍS - CLÁSICOS DEL SIGLO XX

Madrid

2002


    Las casualidades se confabularon y terminé leyendo de un tirón una novelita que había iniciado muchas veces pero que nunca concluía, espantada por la grandilocuencia de sus tres primeros capítulos, justo los que en esta ocasión me parecieron sublimes. Todo depende del horizontes de expectativas, como diría la teoría de la recepción, y efectivamente  mis horizontes de expectativas eran diferentes en esta ocasión; embriagada por unos apuntes que acababa de preparar sobre la poesía de las últimas décadas del siglo XIX: el sentimiento antiburgués (el dandi y el bohemio), el esteticismo, el antipositivismo, el hastío y el deseo de evasión, este último, sin duda,  el motor que mueve al protagonista a vivir la emoción de unas vacaciones.

    El sentimiento antiburgués cruza la novela entera, Aschenbach es un burgués de la literatura, un afamado escritor que ha conseguido la cima del Parnaso gracias a su esfuerzo, autodominio y sacrificio; en las antípodas del bohemio y del dandi, pero que súbitamente decide alejarse de todo, evadirse para curar el hastío, el spleen. Y en ese viaje al infierno encuentra las flores del mal, encuentra la pasión encarnada en Tadzio. Así el senescente artista, el fauno, se desvanece ante la belleza del efebo.

    A Héctor Abad, el protagonista de El olvido que seremos, le gustaba este libro y la película, supongo que no solo por sentirse identificado con Aschenbach sino también con el autor, Thomas Mann, que siempre reprimió su homosexualidad y también tuvo una familia numerosa, seis hijos. 

Magnolia Medina Sánchez

Restaurante El Bollullo - Candelaria

18 de febrero de 2022