viernes, 19 de mayo de 2017

Y tú no regresaste

Marceline Loridan-Ivens

Traducción de José Manuel Fajardo

Salamandra

Barcelona

2015

Los Olivos fue el restaurante elegido por Alberto para hablar de esta larga epístola al padre que nunca volvió del campo de concentración. 
Tamiz Roble y 1861 fueron los vinos que escogimos para comer las croquetas, la ensalada de algas wakame, el hojaldre relleno, lomo de atún rojo, secreto ibérico, pan y unos postres riquísimo de los cuales me quedo con las fresas con merengue.
Un sincero y terapéutico discurso que la autora necesitaba exorcizar ahora que la vida le ha dado un largo caudal, casi noventa años. Todo para entender que los hombres de su vida fueron siempre un intento de encontrar al padre. En menos de cien páginas rememora la experiencia de estar al borde del exterminio y haber sobrevivido. Todo salpimentado con una visión ácida de Francia, los judíos y toda posible utopía.
Notas de voz: no nos pusimos de acuerdo para elegir el vino porque Mª José no había llegado, no había saquitos y Nieves por fin pudo pedir foie. Domingo llega tarde porque fue a ver el partido de baloncesto y dice que no quiere comer, lo convencimos.
Magnolia Medina
Viernes 28 de abril de 2017
Asisten: Alberto, Covadonga, Yolanda, Nieves, Carolina, Mª José, Domingo y yo.


Incendios

Wajdi Mouawad

Traducción e introducción de Eladio de Pablo

KRK A ESCENA

Oviedo

2011

Después de asistir a la entrevista que Juan Cruz le realizó a Eduardo Padura en el TEA, fuimos María José, Domingo y yo a tomarnos unas cervecitas en el restaurante Siropian, donde iba a tener lugar la cena.
Cuando llegaron todos, después de los besos y saludos pertinentes, pasamos de la terraza al comedor donde pedimos: pisto de Aleppo, muhammora (crema de pimiento rojo con frutos secos), tarator de pollo, sambusak de espinacas (hojaldre con espinacas), kofta al horno de leña con tomate y berenjenas (carne picada de cordero). Todo acompañado de C21 Ribera del Duero. La muhammara fue lo mejor aunque a la mayoría le gustó el cordero, para mí demasiado fuerte aunque estaba especiado.

La tragedia que leímos lo es con letras mayúsculas, el tema va más allá del incesto, los personajes asumen su destino y no hay intervención divina, solo la muerte y un notario son los motores que nos impulsan hasta el final. La guerra, la de verdad, la que perdura como una herida invisible sin que ningún tratado de paz pueda curarla, inunda todas las páginas, también mi ridícula repulsa a los conflictos bélicos que me enseñan en la tele y que olvido pronto porque se me hace tarde para llegar al cine o me cierran la tiende de verduras ecológicas. Hay una realidad tan salvaje en el ahora, en cualquier instante, que da vergüenza escribir  palabras que pretendan emularla. 
Magnolia Medina
Viernes 24 de marzo de 2017
Asisten: Mª José, Domingo, Covadonga, Yolanda, Alberto y yo.