Semmelweis
Louis-Ferdinand Céline
Traducción de Ramón Vilà Vernis
Marbot ediciones
Barcelona
2009
Este hubiera sido un bonito libro para comenzar el curso que ya caduca, ¿se acuerdan del protocolo de la gripe A? Simples actos dan grandes remedios, ¡es tan poética esta fórmula!, ¡es tan dulce el consuelo de que cualquier prudente puede aportar cambios importantes!. Ahí estaba nuestro protagonista, con una idea clara y un camino lleno de obstáculos, los peores no fueron las invisibles bacterias, los peores fueron, como siempre, humanos, demasiado humanos.
A este hecho, que no deja de ser uno más de los cientos ocurridos a lo largo de la historia, hay que sumar la magnífica, magistral pluma de Céline. Extraordinario arranque en el que trepidantemente hace un repaso a los datos biográficos más significativos para posteriormente adentrarnos ya en las intrigas “hospitaleras” hasta llegar al trágico final de la locura y suicidio, ¿suicidio?, no, mejor última demostración de la verdad. ¿Era tan costoso probar a lavarse las manos? ¿Por qué tanta negativa a experimentar una posible solución? Allí estaba nuestro héroe, con un “entusiasmo mucho más poético que el rigor de los métodos experimentales” (pág. 74) porque “el hombre es un ser sentimental. Sin sentimiento no puede haber grandes creaciones”. Así es, Céline sabe contagiar su entusiasmo por esta historia, el médico da paso al escritor, ¿todavía se escribirán tesis doctorales así?
A este hecho, que no deja de ser uno más de los cientos ocurridos a lo largo de la historia, hay que sumar la magnífica, magistral pluma de Céline. Extraordinario arranque en el que trepidantemente hace un repaso a los datos biográficos más significativos para posteriormente adentrarnos ya en las intrigas “hospitaleras” hasta llegar al trágico final de la locura y suicidio, ¿suicidio?, no, mejor última demostración de la verdad. ¿Era tan costoso probar a lavarse las manos? ¿Por qué tanta negativa a experimentar una posible solución? Allí estaba nuestro héroe, con un “entusiasmo mucho más poético que el rigor de los métodos experimentales” (pág. 74) porque “el hombre es un ser sentimental. Sin sentimiento no puede haber grandes creaciones”. Así es, Céline sabe contagiar su entusiasmo por esta historia, el médico da paso al escritor, ¿todavía se escribirán tesis doctorales así?
El belicoso Cèline sabe que la guerra, mundial o microscópica, es un buen material para escribir, por eso dice en la página 71 que "en el corazón de los hombres sólo existe la guerra". El hombre como un ser enfermo, el hombre como enfermedad que se propaga y no encuentra el final de la noche. A pesar de su biografía y de sus biógrafos, es imposible no adorar a Céline después de leerlo. "El hombre termina donde comienza el loco" dice en la página 113, y el loco termina donde comienza el escritor, porque no hay nada más valiente que no tenerle miedo a las palabras.
Magnolia Medina
Restaurante tasca El Kikere -La Laguna
11 de junio de 2010
Asisten: Covadonga, Yolanda, Nieves, Mª José, Jose Antonio, Maive, Domingo y yo.
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