viernes, 10 de septiembre de 2010

El discreto encanto de la portería

La elegancia del erizo
Muriel Barbery
Traducción de Isabel González-Gallarza
Seix Barral-booket
Barcelona
2010
Kakuro llega y cambia las puertas por correderas. Sí, ese es el corazón de la novela, sin duda. El número 7 de la calle Grenelle está habitado por personas que no se comunican a pesar de conocerse desde hace mucho tiempo, y con el galán llegado de oriente el universo comunitario se ve transformado porque mira y ve, aunque en algunos momentos nos parezca su mirada algo condescendiente.
La novela sigue la estructura decimonónica, tanto es así que dos de los protagonistas, como si de unos adolescentes fanáticos del Manga se trataran, idolatran la obra de Leon Tolstoi, en concreto Ana Karenina. René, una simple portera viuda que esconde su gusto y afición por la lectura (no sé muy bien qué motiva que lo esconda, la verdad) revive con la llegada de un nuevo inquilino que le sube la autoestima y le regala unos días de rosa y vino, pero, como Margarita Gautier, termina muriendo, no de tisis (tuberculosis) sino atropellada por la furgoneta de una tintorería, al intentar averiguar qué le pasaba a un mendigo del barrio, muere heroicamente. Entiendo que su falta de autoestima la haga refugiarse en la portería y enmascararse tras el tópico de la portera común, pero sigo sin entender algunas cosas: primero, como ya he dicho, qué miedo tiene a ser una portera ilustrada; segundo, el entramado filosófico que emplea está supeditado a su crítica de clase, entonces ¿por qué es clasista? Y sí, lo es, puesto que ella misma se auto-impone el disimulo, yo creía que después de más de un siglo practicándose la enseñanza gratuita en Europa, esos tópicos estaban superados. Claro que hay barrenderos analfabetos y letrados, en mi barrio había uno que decían que era muy listo, que tenía carrera y todo, pero que el destino lo llevó a esa profesión. Claro que hay profesores de secundaria e incluso universitarios que no son más que un título colgado en la pared, claro, pero también los hay estupendos e incluso burgueses. Si yo escribiera una novela que desmitificara que todas las rubias no son tontas o que las modelos comen y leen, creo que optaría también, para darle profundidad, por rellenar la historia inicial con referencias filosóficas. En resumen, para mí esta obra es una estructura netamente romántica + filosofía, sólo que lo que falla, desde mi punto de vista, son esas pinceladas filosóficas pretenciosas que le restan a la novela encanto. Del personaje infantil no hablaré, me parece innecesario, aburrido, inverosímil, su única función es la de retratar por dentro la vida infecta de su burguesa familia, que además son socialistas, para evidenciar la incomunicación en un hogar acomodado.
Hay otros personajes que podríamos analizar, pero lo cierto es que se me termina el folio, mi límite, y encima me gustó más la película.

Magnolia Medina
Viernes 10 de septiembre de 2010
La Hoya del Camello- La Laguna
Asisten: Maive, Covadonga, Yolanda, Nieves, Rosi, Mª José, Esther, Domingo y yo.

3 comentarios:

Esther Terrón dijo...

¿Puede emplearse la filosofía como adorno y (aún así) tener éxito?Millones de ejemplares vendidos parecen incitarnos a decir: "sííí" Es raro ¿no?

Tal vez sería más adecuado preguntarse: ¿la única manera en la que la filosofía puede tener éxito es usarla para adornar una trama folletinesca? También esto parece un poco radical y, tal vez, demasiado descorazonador.

Tercera posibilidad ¿será que lo que en la novela aparece como filosofía en realidad NO ES FILOSOFÍA sino una serie de citas y lugares comunes bastante pedantes? Me apunto a esta tercera posibilidad, la encuentro menos deprimente (teniendo en cuanta cómo me gano la vida ...)
Esther.

Esther Terrón dijo...

¿Puede emplearse la filosofía como adorno y (aún así) tener éxito?Millones de ejemplares vendidos parecen incitarnos a decir: "sííí" Es raro ¿no?

¿Querrá decir esto entonces que la única manera en la que la filosofía puede tener éxito es usarla para adornar una trama folletinesca? También esto parece un poco radical y, tal vez, demasiado descorazonador.

Tercera posibilidad ¿será que lo que en la novela aparece como filosofía en realidad NO ES FILOSOFÍA sino una serie de citas y lugares comunes bastante pedantes? Me apunto a esta tercera posibilidad, la encuentro menos deprimente (teniendo en cuanta cómo me gano la vida ...)
Esther.

Magnolia Medina dijo...

¡Gracias Esther por tus apreciaciones! Yo también me quedo con la tercera opción, ¡lamentable elección del léxico! En fin, me gusta que hagas bulto y envíes dos veces tu comentario.
¡Besos!