Sam Savage
Traducido por Ramón Buenaventura
Ilustrado por Fernando Khran
Editorial Seix Barral
Barcelona
2008
<<¡Miauuuuuuuuuuuuuuuuuu!>>
¡Oh! Mírenme, me estoy muriendo! Acabo de digerir al último ratón de biblioteca. Esto me pasa por glotona, desde que probé la delicada textura de los roedores lectores no he podido parar, el exterminio era mi único propósito, bueno en realidad era el goce del paladar pero con esto, queridos humanos, me pasa a mí como a ustedes con los bombones.
Ya está, ya me lo he comido y ciertamente me supo mejor que el engreído de Geronimo Stilton, pero se me quedaron entre los dientes ese exceso de descripciones con doble adjetivación y el abuso de la conjunción y, ¡perdón, acabo de eructar una!
Noto como mis jugos gástricos intentan diluir la amargura de un ratón que por mucho que lea nunca será querido por Norman Shine, verdaderamente esta es la historia de un amor imposible, a veces la lectura no nos ayuda en nada, nos transforma pero nadie se da cuenta.
Sin embargo, el aporte calórico que me proporciona Jerry Magoon es notorio, me estaba muriendo y ahora necesito un trago, glugluglugluglu…me terminé la botella, y todavía me siento una gata extraterrestre, eso sí, la mejor gata escritora extraterrestre de crítica literaria (igual ahora sería el momento idóneo para dejar de escribir, sí, no te rías querido lector, tú también piensas que es mejor así, remiauuuuu).
Algún gato de Boston, merodeador de la plaza Scollay hoy, algún día, reivindicará la permanencia de esos viejos, altos y feos rascacielos, porque nada permanece. En alguna de mis siete vidas, leeré por fin la novela definitiva, la escribirá un gato y reivindicará la elegancia del felino.
Magnolia Medina
Restaurante La Cazuela – Santa Cruz
Viernes 8 de Octubre de 2010
Asisten: Mª José, Esther, Nieves, José Antonio, Alejandro, Alberto, Rosi, Domingo, Yolanda, Covadonga y yo.
¡Oh! Mírenme, me estoy muriendo! Acabo de digerir al último ratón de biblioteca. Esto me pasa por glotona, desde que probé la delicada textura de los roedores lectores no he podido parar, el exterminio era mi único propósito, bueno en realidad era el goce del paladar pero con esto, queridos humanos, me pasa a mí como a ustedes con los bombones.
Ya está, ya me lo he comido y ciertamente me supo mejor que el engreído de Geronimo Stilton, pero se me quedaron entre los dientes ese exceso de descripciones con doble adjetivación y el abuso de la conjunción y, ¡perdón, acabo de eructar una!
Noto como mis jugos gástricos intentan diluir la amargura de un ratón que por mucho que lea nunca será querido por Norman Shine, verdaderamente esta es la historia de un amor imposible, a veces la lectura no nos ayuda en nada, nos transforma pero nadie se da cuenta.
Sin embargo, el aporte calórico que me proporciona Jerry Magoon es notorio, me estaba muriendo y ahora necesito un trago, glugluglugluglu…me terminé la botella, y todavía me siento una gata extraterrestre, eso sí, la mejor gata escritora extraterrestre de crítica literaria (igual ahora sería el momento idóneo para dejar de escribir, sí, no te rías querido lector, tú también piensas que es mejor así, remiauuuuu).
Algún gato de Boston, merodeador de la plaza Scollay hoy, algún día, reivindicará la permanencia de esos viejos, altos y feos rascacielos, porque nada permanece. En alguna de mis siete vidas, leeré por fin la novela definitiva, la escribirá un gato y reivindicará la elegancia del felino.
Magnolia Medina
Restaurante La Cazuela – Santa Cruz
Viernes 8 de Octubre de 2010
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