Marceline Loridan-Ivens
Traducción de José Manuel Fajardo
Salamandra
Barcelona
2015
Los Olivos fue el restaurante elegido por Alberto para hablar de esta larga epístola al padre que nunca volvió del campo de concentración.
Tamiz Roble y 1861 fueron los vinos que escogimos para comer las croquetas, la ensalada de algas wakame, el hojaldre relleno, lomo de atún rojo, secreto ibérico, pan y unos postres riquísimo de los cuales me quedo con las fresas con merengue.
Un sincero y terapéutico discurso que la autora necesitaba exorcizar ahora que la vida le ha dado un largo caudal, casi noventa años. Todo para entender que los hombres de su vida fueron siempre un intento de encontrar al padre. En menos de cien páginas rememora la experiencia de estar al borde del exterminio y haber sobrevivido. Todo salpimentado con una visión ácida de Francia, los judíos y toda posible utopía.
Notas de voz: no nos pusimos de acuerdo para elegir el vino porque Mª José no había llegado, no había saquitos y Nieves por fin pudo pedir foie. Domingo llega tarde porque fue a ver el partido de baloncesto y dice que no quiere comer, lo convencimos.
Magnolia Medina
Viernes 28 de abril de 2017
Asisten: Alberto, Covadonga, Yolanda, Nieves, Carolina, Mª José, Domingo y yo.
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